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martes, 29 de abril de 2008

Capítulo 25

XXV

Calpurnia....un soplo, casi un silbido allá abajo teñido con mi nombre, un eco femenino.... ¿Cornelia?.....quizás.... ¿quién era Cornelia? Posiblemente aquí ese nombre carecía de sentido concreto para mí.... Sólo contaba aquel fluir etéreo que sabía que no era yo.... Sabía.... quizás imaginaba.... intuía.... cerniéndose en aquel aire incierto, ni siquiera animado por una brisa o ese viento caluroso que a veces azota el verano del sur.... No, aquello era algo impalpable, fluyendo hacia adelante.... Madre.... no te oigo como tantas otras veces.... ¿Por qué esta vez no te percibo?.... ¿Es quizás este ser yerto el que ya no es capaz de vibrar con tu fuerza?.... No, no puedo afrontar esto sola, perdida en este....¿Qué nombre le daría....? ....Quizás ahora que toda esperanza fértil se ha desvanecido a mi alrededor ya no tiene sentido su presencia.... Sí......¿acaso es tal como lo cuentan los sacerdotes galos, que el ser material tras despojarse del cuerpo físico, vaga hasta que otro ser lo absorbe, tal como pensaban algunos griegos?.... quizás....sí....sí..... Tú también puedes estar esperándome allí, cerniéndote en algún lugar.... ¿Tú?..... ¿sabré reconocer ese flujo que tú mismo eres, puedes ser, en este momento....? ¿Y después....? Si no estamos destinados a encarnarnos en otra...¿persona....o animal?....¿Acaso estaremos abocados a permanecer aquí fundidos en esta inmensa corriente invisible, impalpable....? ¿Quizás ni siquiera nuestros sacerdotes o las sibilas jamás quisieron decírnoslo por cuanto de espantoso había en ello, este estar pendiendo de algo, un aire, no sé ….hasta cuándo?.... ¿y si nuestros …flujos ….no se encontrasen jamás? ¿Por qué tuve que darlo por garantizado? ¿Por qué la ansiedad o el temor no se apoderan de mí, tal como hubiera esperado….?Sí, así debe de ser el no-ser, la inexistencia…a pesar de todo ….Sibila….madre….si al menos pudiera despedirme de él….o acaso eres tú, esposo, que, de algún modo, te habías hecho eco de esta situación mía que bien pudiera haberse transmitido en ese ….¿espacio?.... en el que yo ¿flotaba? ¿fluía?.....De pronto algo parecía vibrar dentro de este flujo que era mi ser casi tembloroso…. Sabía que me era imposible ver pero sí creí percibir algo casi visualmente….algo que se aproximaba entre este fluir ondulante….¿Quizás pudiera ser la nave de Caronte?.... Sabía que me recordaba a una especie de nave….Mas no desprendía aquella fuerza sutilmente etérea, ultraterrena, siniestra, que se hubiera esperado de ella…. Se dibujaba entre mis percepciones como una realidad ¿sólida? …majestuosa…. Incluso deslumbradora… Las velas pudieran ser inmensos tapices de púrpura y oro…. los mástiles, marfil y criselefantino….Quién sabe si, a fin de cuentas, mi ser desencarnado por fin hubiera decidido dejar aquel ¿lugar? indefinido para regresar al cuerpo inerte que ahora estaría sufriendo el acostumbrado sueño inquieto de los enfermos…. Sin embargo, aquella visión pintoresca de oro, marfil y púrpura estaba absurdamente teñida de una zozobra que infestaba mis latidos…. Porque yo era consciente de que no era una simple ensoñación…de cuanto acaecía allí dentro…. Aquel estremecimiento carnal, jadeante y húmedo se había apoderado de mi capacidad de sentir, que aún se mantenía intacta…. No, ninguna diosa madre fértil encarnada regía aquel resplandor exultante de sangre fecunda….Más bien la despiadada astucia de una serpiente desmesuradamente intensa, como la de una gran cobra sagrada o Apofis, la mágica serpiente egipcia… nutriéndose de la semilla sagrada del otro lado del mundo, la que procede de la otra faz de la Diosa, la de la Belleza Fértil y la Sensualidad, ahora encarnada en su hijo predilecto, el futuro Rey Romano que ahora desposa a la Depositaria de la Fuerza Fértil y Divina, reina del gran río que, a su vez, fecunda sus dominios…. Aquello cada vez más tangible, como aquellos pezones oscuros acariciados por la manos cuyos, surcos, venas, largos dedos eran tan míos como los de mi propio cuerpo, como aquel estremecimiento frenético estimulado por aquel mismo calor húmedo llenando cada hueco de tu ser que tantas veces me había hecho perder el control….No, no podría perderlo tampoco ahora ….Un aliento seco, implacable se filtró a través de mi ser desencarnado, una especie de ira impasible que supe que debía utilizar en ese momento …. ¿Acaso se me había estado preparando justo para enfrentarme a este momento?....Sí, quizás ere éste el segundo paso a seguir…. No, no podía invocar a la sibila para implorarle protección y aliento…. Sólo contemplar mi propio ser incorpóreo y buscar dentro de él esclarecimiento….Kornel….no, no…. De pronto supe que debía concentrarme allí donde se ocultaba, aunque estéril y brumoso, aquel brote fértil y maternal, quizás petrificado en el abismo que era yo misma en ese momento…. Aquel último amago de fecundidad y entrega física de tantos meses atrás se alzó ante mí, tan sólido como tus manos firmes subiendo por mis muslos y el aroma acre de los fluidos corporales….y aquella conversación prolongada hasta el alba ….Kornel ….alzado ante el atrio del templo sobre la escalinata bañada por las olas….aguardándote….¿quizás te esperaba a ti en mí?.... Pero no era la máscara barbada con trenzas de oro rojo sino las nobles facciones esculpidas tan similares a la de cualquier busto de mármol o pórfido…. Pero tan vivo ahora, casi pudiendo palpar la sangre que vibraba bajo los pómulos tallados y los brazos vigorosos que se adivinaban a través de la túnica tejida con los colores del bosque….De pronto, momentáneamente creí recuperar mi propia carnalidad ¿Qué era, si, no, aquel fluir ardiente que procedía de mis entrañas, allí de donde debía haber salido tu heredero, y que me hacía fluir aceleradamente hacia aquella mirada azul y plata, ultraterrena, que escudriñaba mi vientre, como si intentando fecundarlo, poseerlo del único modo que le era asequible? ¿Acaso no era realmente sólida aquella virilidad vigorosa que corría por mi cuerpo? ¿No era aquella tu mirada entre gris y azul, extática, casi confundida al encontrarme allí? No, aquellos pechos oscuros y diminutos no eran los míos ni aquella voz, tan pronto aullido grave como risa infantil, casi calculadamente musical, extenuada por el deseo….que sí era el mío …. Y que sentí concentrarse en el fondo de mi ser y ondular hacia arriba, ahora siniestramente intenso, oscuro, un áspid que penetró como un dardo aquel seno, atravesando la virilidad que lo llenaba a fondo y el germen de vida recién nacido en aquella gruta momentáneamente consagrada a la diosa de la sensualidad y la abundancia…. No,no, madre, no dejes que fructifique lo que están gestando…. Madre, diosa, señora…. No permitas que la diosa se reencarne en ella…. Sería un sacrilegio…. No consientas que ninguno de los tres lleve adelante lo que se está engendrando aquí mismo….no…. córtalo de raíz….
Tus ojos parecieron espantados. ¿Acaso habían reconocido a otra fuerza viviente en aquella mirada que se cruzaba con la tuya? ¿Quizás aquel rostro de la Divina Madre que los romanos no veneran, la arpía portadora de la muerte y dominadora de lo subterráneo? ¿Te estabas enfrentando a Ella, a mí misma, recién descubierta, o a aquella pequeña cosa carnal cuya naturaleza oculta ahora comenzabas a vislumbrar? Fue entonces cuando un escalofrío intangible comenzó a circular por mi ser, el cual ya comenzaba a calibrar aquello que yo misma había desencadenado…. Podía apreciar aquel centellear helado que comenzaba a velarte los ojos…. Dioses ¿era esto a lo que se me había destinado desde un principio?.... Una niebla oscura y pesada parecía envolverme a medida que me sentía reducir…. No, no podía dejarme arrebatar así….madre, madre, madre…..
-¡¡ Calpurnia….criatura!! Gracias, Bona Dea, gracias, señora, por devolvérnosla…. – Las lágrimas saladas de Cornelia se mezclaban con el sudor que me empapaban el pelo deshilachado sobre la almohada ¿O eran las de mi padre, cuyo rostro, inesperadamente ceniciento, sentía tan cerca?

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