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jueves, 15 de mayo de 2008

Capítulo 32

XXXII
Aparte de la opinión que Lúculo hubiera tenido sobre el tema (gracias, no obstante, Lucio Licinio, por las cerezas y tus jardines romanos) la comida ofrecida en la villa de Herculano no sólo no me pareció plebeya sino además rebosante de vida, frescor, tanto por la variedad de pescados como por el cuidado y el equilibrio con el que las salsas, asados y aderezos habían sido elaborados... así como la variedad de frutas conservadas con miel y especias que las despensas atesoraban a lo largo del otoño e invierno.... Ni siquiera recordaba tal abundancia de manjares realmente sabrosos de mi infancia en la villa pompeyana.... No, estoy segura de que tanto mis amigas como yo habríamos renunciado, casi sin pensarlo, a nuestra vida cotidiana en Roma para habernos retirado a este refugio, donde no sólo el aire sino también las relaciones personales eran mucho más diáfanas, calmadas, bondadosas.... Te sentías pletórica de vida nueva y entusiasmo por existir y emprender cosas....
-Estás a punto de ser una mujer especialmente significativa, Calpurnia…. Simplemente esto ya te bastaría para satisfacer esa inquietud que te brota por todos los poros…. No tiene por qué ser todo uniformemente igual durante el resto de tu existencia. El que te hayas llevado doce o trece años aislada en la “Domus Publica” no quiere decir que , a partir del regreso de tu esposo, no te aguarde una existencia muy diferente ….– Noté que, en cierto modo, Filodemo deseaba animarme…. Quizás fuera cierto, de todos modos, pero ¿qué podría hacer para cambiar mi rutinario papel de tanto tiempo? ¿Acaso mis relaciones no seguirían siendo las mismas? ¿De qué modo iba a ser posible que mi actividad cambiara drásticamente? Era lógico que no esperasen de mí que iniciase, por ejemplo, un círculo de vida cultural ni tampoco que tú comenzaras a confiar en mí de forma tan profunda que me permitiera poder jugar un papel determinante en tu carrera política ni creo que nadie me considerara tan fascinantemente eficaz como para utilizarme como mediadora contigo…

-¿Qué papel trascendental puede representar una esposa estéril ante….el Nuevo Alejandro?..... – Filodemo y mi padre sonrieron con desconcierto ante aquel apelativo nunca antes escuchado por ellos y mantuvieron la expresión afable, bienintencionada, intentando convencerme de que la causa era el escaso tiempo que habíamos tenido tú y yo para….conocernos serenamente, en un clima propicio para que tu semilla se aferrara adecuadamente a mi vientre…. Eso podría cambiar, sin lugar a dudas, en el momento en el que tú pasases más tiempo en Roma…. Calpurnio Pisón, no obstante, me miraba de una forma en la que su expresión no tenía nada que ver con su sonrisa y la voz estudiadamente calmada….
Seis días antes de las Kalendas de Sextilis…. Un calor incipiente pero ya intensamente húmedo empapaba Roma, haciéndonos recordar Herculano casi dolorosamente…. ¿quizás intentaba aferrarme a mi vida de adolescente anterior a nuestro matrimonio?.... Ya habíamos sido avisadas tanto por mi padre como por el propio Antonio, el cual había tenido la gentileza de hacérmelo saber con tiempo…..que ibas a permanecer al otro lado del “pomerium” hasta la celebración de los triunfos. Por tanto, no iba a ser una llegada imprevista, a la que mi cuerpo se tuviera que acostumbrar de golpe….Porcia y Marcia, no obstante, habían estimado oportuno acompañarme, conscientes de mi estado interior, al que se unía una extraña y leve postración, posiblemente debido a que había prescindido de los masajes….Además, no convenía que tú apreciaras nada fuera de lo normal a mi alrededor…. A esa recuperación de lo habitual iba a contribuir la venturosa noticia recién traída por una radiante – sí, ésa era la palabra aunque yo no diera crédito a lo que veía – Porcia.
-Marco….Marco Junio Bruto…. --Le costaba hablar. El temblor entorpecía ¡a la enérgica y asertiva Porcia! – .…va a desposarme …. Ha comprado para mí…..la casa de….nuestra casa…. –Las lágrimas le brotaban saltarinas, mezcladas con las risitas que intentaba dominar….
Dioses….Porcia, Porcia, Porcia mía….nuestra…. creo que no notó cómo mis lágrimas se fundieron con las suyas…. Necesitaba tanto sentir la felicidad de ellas como mía propia….
-Creo, Calpurnia, que, como viuda de Catón, debo volver, al menos temporalmente…. Además, tu esposo te va a necesitar a ti sola, lo sabes….
¡Pobre Marcia! También ella estaba intentando contribuir a ilusionarme….
-No te preocupes, te vendremos a visitar con tanta frecuencia como antes…. Siempre que tu marido no te intente acaparar….
Intenté ocultar mi temblorosa ironía, mientras apurábamos el vino dulce caliente con infusión de hierbas tranquilizantes y las empanadas de miel que habitualmente se servían a esa hora, antes de quedarme a solas en mi gabinete y prepararme para el sueño.
Sabía que eras consciente del hielo que surcaba mis manos en ese momento, mi frente ardiendo, la digestión entorpecida….en medio del silencio teñido de crepúsculo procedente del peristilo.
-Mi pequeña Calpurnia, esposa….
Dejé que tus labios resecos besaran mi frente.
-¿Acaso has estado enferma? –La voz que siempre tronaba en mis sienes, densa, modulada, rotunda, haciendo vibrar de nuevo mi vientre, ahora se difuminaba, susurrante. –No, claro…. Una esposa que es casi una recién casada y recibe de forma furtiva e inesperada a un marido que irrumpe como un delincuente en la propia “Domus Publica” , cuando debiera estar fuera del ^pomerium “… no, no guardes cuidado , Antonio no lo sabrá ni nadie en Roma….
Tus ojos, más ultraterrenos que nunca, aquel azul inconcebiblemente transparente, entre la red de pliegues multiplicados, profundos, se iluminaron casi milagrosamente en el pergamino de tu rostro, macilento y enflaquecido….pero no surgió aquella sonrisa deslumbradora que definitivamente hubiera borrado todos los espectros forjados en mis pensamientos desde aquella noche y que ahora, inevitablemente surcaban mis inquietudes, aquello que desesperadamente luchaba por evitar que existiera al mismo tiempo que aquellas manos sólidas y tiernas parecían conocer a fondo cada músculo de mis muslos, todos los recovecos de mis caderas, vientre y senos….como si nunca hubieran dejado mi “lectus” a lo largo de los últimos trece años….No, no puede ser cierto….¿cómo es posible que otra pueda también poseer este estallido de vida y fuerza viril que ahora inunda mi bajo vientre?.... Jamás olvidaría como mis labios aletargados acariciaban, desinhibidos, tus pestañas, los surcos de tu rostro, tu nariz ,más afilada que nunca….¿Cómo es que no reparé en tu cabello, ya completamente gris y cada vez más escaso, y en lo enflaquecido de tu cuerpo? Creo que leíste mi incipiente inquietud cuando permaneciste en silencio, tu brazo alrededor de mi cuerpo entregado, la cabeza apoyada junto a mi cuello…¿Acaso habría esperado algo más? Mas, pese a todo, no deseaba esto, sentir de nuevo aquella antigua zozobra, idéntica a la de mi noche de esponsales, cuando bendije a mi padre por aquella elección y mi ser se abrió conscientemente a la rendición absoluta, expectante, ansiando sentirlo pleno de esa vida, crecer nutrido con tu semen….Si al menos te hubieras limitado a saludarme, cálida y respetuosamente, para, después, alegando cualquier razón, haberte marchado….No….no….dioses…Kornel….no, pese a todo, no debiera haber abandonado el ungüento, quién sabe…. No, no debiera haber dejado de darme masajes…. Quizás me hubieras encontrado….¿excitante?....¿hasta el punto de olvidarte de ella….de aquella serpiente diabólica?
-Calpurnia…. ¿por qué me atormentas de este modo….?

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