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martes, 15 de abril de 2008

Capítulo 10

X
Estuviste especialmente atento conmigo, mi señor, durante los días de postración que siguieron, debilitados tanto mi cuerpo como mi mente.... ¿por qué una vez más...?No había duda: tu impasible consideración sólo podía explicarse por cuanto pudieras estarme guardando de tus largos años de campaña allá al otro lado de la Galia Cisalpina.... quién sabe si habrías forjado una descendencia en las entrañas de más de una nativa de aquellos pueblos a los que tan desapasionadamente tratabas en tus escritos... No sé por qué me imaginé que bien pudiera haber sido una de esas... ¿druidesas? .... ¿como Blodwynn? .... a las que, gracias a ti mismo, Roma entera ya tenía conceptuadas como hechiceras asesinas... excepto aquellas damas patricias que, como yo, habían aceptado sus servicios para estimular sus senos yermos y, además, como habían parecido darme a entender ....avivar su sensualidad y despertar la de sus parejas ... Aquello me había producido cierta desconfianza.... dada la fama que habías contribuido a crearles de seres brujeriles y licenciosos y prostitutas de las deidades de las tinieblas.... Este pensamiento había acrecentado mi incertidumbre celosa al tiempo que tu revelación de aquella noche me impulso a desear con inquietud poder volver a ver a aquel ser evanescente que entreví en casa de Cornelia .... Kornel.... ¿cómo podría lograrlo?... Además, no podía romper la promesa que te hice de guardar tu secreto.... Fuera lo que fuese, la desazón aumentaba dentro de mí.... no, mi señor, siempre me he mantenido fiel a ti, incluso en mis pensamientos.... pero encontrarás lógica mi confusión.... No podía desvelarte las prácticas de Blodwynn ni cómo ésta se las había arreglado para entrar en la "Domus Publica" sin que ni siquiera la Vestal Mayor se enterara... De cualquier modo la ineficacia de sus métodos conmigo me había llevado a desestimar el interés inicial que había sentido por ella. Además de que Cornelia se cuidó de no mencionarla contigo presente todas las veces que se pasó por casa para interesarse por mi decaimiento.
_César , supongo que aprobarás que tu esposa pueda recuperarse con este vino hervido con hierbas y especias revitalizadoras…. Necesita regenerar la sangre perdida para….poder asegurar la descendencia antes de que seas requerido más allá de Roma…. _ Ella bien sabía que tu enfrentamiento con Pompeyo Magno podría retenerte lejos, una vez más, de forma indefinida… ¿Habría quizás heredado de su padre algo más que la astucia y la inteligencia política? ¿Pudiera ser capaz de estar escudriñando algo aún por venir en Oriente? Te quedaste mirando sus manos-grandes, finas, como de alabastro – mientras inclinaban la jarra de ónice y plata sobre la copa de ágata para verter lo que había traído de su bodega de Cumas.
_ ¿Hierbas….revitalizadoras?
La mirada aguamarina –no tan ajena a la tuya – sonrió serpentinamente.
_ No todo es la medicina de los griegos, César …. Bueno, tan sólo es algo de pimienta, clavo, algo de mirra….romero, salvia…. No me mires tan inquisitivamente…. ¿acaso tú mismo no recurriste a remedios curativos de los druidas galos allí cuando estabas en campaña? – Al ser vieja amiga de tu madre y ex suegra tuya no es de extrañar que se permitiera una desenvoltura a la que yo jamás me habría osado…. – Ellos también recurren a hierbas curativas…. No es un secreto, César…. Las tres cuartas partes de Roma, desde el patriciado hasta las familias de los legionarios, conocen la historia…. ¿o es que no te has dado cuenta de que cualquier gesto tuyo no pasaba inadvertido a ninguno de los que combatían a tus órdenes? ¿qué esperas de un comandante que incluso conoce el nombre de cada uno de sus soldados? – La escuchabas más pensativo e interesado que escrutador….qué raro…. ¿por qué se me ocurriría pensar que estabas intentando hallar algo de tu madre en ella, pese a ser casi de tu edad? No, ni su íntima amistad con Aurelia ni el ser madre de Pompeya la acreditaban para ello…. Al contrario, precisamente el recuerdo de su hija debiera ser un espectro demasiado insoportable para ti y tu estela….
_ César, sé razonable…. Debe reponerse para que cuaje bien tu semilla en ella… Lo necesita tanto como tú….
Te la llevaste en silencio hacia fuera. No, lógicamente no le revelarías lo mismo que a mí…. ¿acaso era necesario? Quién sabe hasta qué punto ella estaba al tanto…. Ella, que, como yo, también había notado cuán profundos se te habían vuelto los surcos alrededor de los ojos y junto a los labios, del escaso cabello cada vez más ceniciento…. De cómo, pese a tu complexión atlética, habías adelgazado tan considerablemente que se te habían apergaminado las mejillas atezadas y esculpidas…. “es tan viejo para ti, niña…. ¿por qué conservarlo? Sabes bien que te hubiera repudiado sin reparos si ….” Sí, aquella reflexión silente de ella, incapaz, como es obvio, de expresarla abiertamente…. De haber hecho caso a lo que parecía sugerirme, quizás seguirías en la “Domus Publica” , disfrutando de meses – y quizás años – de tranquilidad, gozando de tu nueva esposa y, de paso, de la asegurada alianza que Pompeyo Magno te habría otorgado junto a su hija…. No, aún podría fantasear con la idea de que te habrías negado a ello por las mismas razones que te negaste a prescindir de Cornelia Cinna…. No, no soy una patricia rancia como ella, tú …la propia Cornelia Sila …. Sólo somos plebeyos venidos a más gracias a la fortuna de mi abuelo…. El mismo que, según Rutilia, mi madre, aceptó con reticencias que su hijo y heredero eligiera a alguien tan… Nadie fue capaz de dar un calificativo a mi madre, una matrona romana incontestablemente virtuosa…. Mi padre decía que había un aire desconcertante en su mirada, en la forma de deambular por las habitaciones de nuestra “domus”…. El aire parecía quedar suspendido a su paso…. Al revés de otras damas romanas, sólidas, apegadas a la tierra, accesibles…. Rutilia era de porte ausente, distante, pese a su intento – fructífero, por cierto –de llevar adelante el buen gobierno de la casa y la familia…. A mi padre, eso él mismo llegó a decirme, lo que más le inquietaba era esa intuición intensa y certera que al mismo tiempo temía…. Al igual que aquella…. ¿vibración?.... que palpitaba en el aire alrededor suyo….y parecía emanar de aquella tez translúcida y alabastrina, de tenue luminosidad…. Cornelia Sila, que, como sabes, llegó a conocerla, siempre dijo que tenía algo tan similar a su propio padre…. Sólo que el cabello era tan azabache…. Aunque la mirada gris y azul, inmensa, más allá que la de los demás…. Ella apenas me hablaba ; quizás su intuición inmensa la prevenía de contarme, desvelarme cosas que podrían haberme trastornado… Con todo, le bastaba con abrazarme y hacerme sentir con su energía tierna todo aquello que sus palabras no se atrevían a decirme…. Madre…. Aún recuerdo como a mi padre, cuando me anunció que me había comprometido a ti, entre el resplandor radiante de su rostro, le vi parpadear nerviosamente, alguna lágrima contenida tras las pestañas…. “…..¿Sabes, hija? …. Tu madre una vez me lo dijo….” Vi a Venus embarazada proyectar su sombra sobre nuestra Calpurnilla….cubriéndola con un halo de fuerza deslumbrante….pero, al mismo tiempo, drenándola, secándola… Cayo, tú lo sabes bien, dice descender de Eneas y, por tanto, de Afrodita….”
Había sido un sueño de mi madre…. Como el que tú mismo tuviste una vez, en el que, según me contaste, te veías fecundando a tu propia madre… me sorprendió tu audacia…. Quitaste importancia a mi azoramiento, explicando que era una visión simbólica…. Dioses…. Siempre Aurelia…. Al menos ella vivió para llegar a verte hecho un hombre maduro y a punto de alcanzar aquello que ni ella misma se habría atrevido a ambicionar para ti…. Llevarte más allá que el propio Mario… no despareció tan prematuramente como Rutilia, de forma tan súbita…. Sin ni siquiera discurso funerario ni honras oficiales como tu propia niña Julia. Siempre intenté espantar la idea de sentirla devorada por el fuego tratando de imaginármela huida hacia un lugar más allá de lo tangible, oculta en un sitio oculto, inexpugnable….como aquel lamento mudo, subterráneo que se apoderó de mi ser desencarnado aquella noche …. No, no, no ….Sé que no debo prestar más atención a todo ello…. De lo contrario, mi mente se trastornará aún más de lo que la está atormentando este maldito vientre yermo…. Sé que dentro de unos días, no recuerdo si a Hispania o a Oriente…. A enfrentarte a Magnus y a los “hombres justos”…. Mis pobres amigas ¿será prudente seguirlas recibiendo aquí, de forma tan pública? … no importa ¿Qué me queda entonces si, cuando cruces el “atrium” quizás será, una vez más, para no volver en años? ¿De qué me servirá esta fidelidad seca, infructuosa, estéril? ¿Qué será Calpurnia sino un peldaño más en la escala? …. Por qué he de verte constantemente entre mis pensamientos, estrechamente enlazado a otra fuerza sutil, femenina, sabia, como si ungida de un saber más allá de este tiempo, que aún late en el oriente de nuestras tierras, procedente de algún continente perdido…. ¿una especie de Blodwynn? …. No, es ésta una energía interiorizada, arrasadora, blandiendo un poder de virulencia incluso maligna….¿devorándote? …. creciendo como una luna llena, cuajada de fertilidad, como un gran río fecundo…. No, mi señor, no…. ¿por qué en Oriente?

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